LA ACTUACION DE DAVID PEREZ DEL VISO
EN LA CREACION DE LA U.T.N. FACULTAD PARANA:
En fecha 10 de Diciembre de 1963 Pérez del Viso obtiene por concurso las cátedras de Integración Cultural I (2 cátedras, 4 horas) e Integración Cultural II (dos cátedras, cuatro horas). Además, comienza a dar clases de las materias que se denominaron “Historia de la Ciencia y de la Técnica” y de “Historia y Epistemología de la Ciencia” en los planes de Ingeniería Química y Licenciatura en Química en Santa Fe.
En dichas cátedras fue confirmado en su carácter de profesor ordinario titular, por resolucion nro. 105/71 del Rectorado de la U.T.N.
Por otro lado, se le encarga la organización de cursos en Paraná: se trataba de cursos que se impartían en esa ciudad, para que luego los estudiantes rindieran en la sede de Santa Fe de la U.T.N. , y que empezaron en el año 1964. En esa época no existía el Túnel Subfluvial y se debía viajar en balsa desde Santa Fe, y en no pocas oportunidades quienes lo hacían quedaban en uno u otro lado sin poder cruzar.
En el año 1968 el Centro de Estudiantes realiza una compulsa entre los alumnos de los cursos de Paraná (o “Delegación Paraná”) , y elabora una nota con junta de firmas, dirigida al Gobierno de Entre Ríos, solicitando se adopten medidas tendientes a promover un desarrollo más adecuado de esa Delegación, y proponiendo el nombre de Pérez del Viso para formar una Comisión a tal fin.
En 1969 el Gobierno de Entre Rios designa la Comisión de Estudio de Factibilidad para el incremento de los cursos de la U.T.N. en la provincia. Esa comisión se desdobló en dos: una parte para estudiar los cursos en el “caso Paraná”, y otra subcomisión para estudiar la instalación de cursos de la U.T.N. en Concepción del Uruguay. Se nombró por decreto a Pérez del Viso Presidente de la segunda comisión. Se trataba de un cargo honorario, sin remuneración ni viáticos, y aún así su titular viajaba cada quince días a Concepción del Uruguay a su costo para promover la creación de la delegación en esa ciudad.
A finales de 1969 la cantidad de alumnos en Paraná que asistían a los cursos de ingreso, ascendía a unos cincuenta y ocho. Como conclusión de los estudios de factibilidad, se decidió transformar los “Cursos de Paraná” en una Delegación de la U.T.N. dependiente directamente del Rectorado, y que se ocupara al mismo tiempo de fundar los cursos universitarios de Concepción del Uruguay.
El 29 de Diciembre de 1969 por resolución Nro. 487/69 del Rectorado de la U.T.N. se creó la Delegación Entre Rios, con jurisdicción en toda la provincia de dicho nombre, nombrándose a Pérez del Viso en el cargo de Delegado del Rector.
En Enero de 1970, como decano de la Delegación Entre Ríos, inaugura los CURSOS de CONCEPCION DEL URUGUAY, con dos carreras: Ingeniería en Construcciones e Ingeniería Electromecánica. A fines de 1970 esa parte de la delegación Entre Ríos es desglosada, creándose la Delegación de Concepción del Uruguay dependiente directamente del Rectorado, quedando así relevada la Delegación Paraná de atender los cursos en aquella ciudad.
Hasta entonces los cursos de la U.T.N. de Paraná habían funcionado en el Instituto del Profesorado de Paraná. Pero debido a diversas dificultades operativas, razonables por el normal crecimiento de las actividades, se hacía necesario obtener otros espacios. La cantidad de alumnos que anualmente ingresaban ascendía a no menos de doscientos.
Es por ello que Pérez del Viso realiza gestiones ante las autoridades de la Secretaría de Educación de la Provincia, para que se le cediera uno de los establecimientos educacionales de la ciudad de Paraná como sede de la flamante delegación, y de los cursos.
Según palabras del mismo Pérez del Viso, “Este hecho auspicioso -la cesión del inmueble- fue debido a que la población estudiantil de Paraná se sintió con cierta seguridad por el hecho de la creación de la Delegación y por la extraordinaria difusión que dimos a este acontecimiento.” El gobierno de Entre Ríos, como resultado de las gestiones mencionadas, cedió a la Delegación de la U.T.N. la Escuela del Centenario, que por su amplitud y ubicación presentaba una serie de ventajas.
En el año 1970 las autoridades nacionales de la U.T.N. viajan a Paraná y llevan a cabo una reunión con David Pérez del Viso. Allí se debatió si era conveniente que los “cursos” en la delegación llegasen solamente hasta el segundo año (pudiendo luego los estudiantes trasladarse a Santa Fe para continuarlos), siendo partidario este último de que se “abrieran” los cursos de tercer año en adelante, y siguiera la carrera, para no defraudar a la población estudiantil de Paraná. Las autoridades en dicha reunión se pronunciaron por la negativa, pero aún así Pérez del Viso abrió la inscripción para el tercer año a los estudiantes y “las autoridades de la U.T.N. no tuvieron más remedio que aceptar los hechos consumados”.
A mediados del año 1970 este decano entendió que sería muy difícil crear una Facultad (recordemos que hasta entonces se trataba de una “Delegación Paraná” y no de una Facultad) sin conseguir previamente algunas muestras de colaboración del mismo medio paranaense. Realizó gestiones par lograr de las autoridades estatales entrerrianas la firma de un convenio par la donación de un terreno para edificar el edificio de la futura Facultad, como también obtener un subsidio anual por parte de la Provincia, y algunas becas para alumnos y ayudantías de profesores con el fin de preparar un cuerpo profesional adecuado y proveniente del mismo medio entrerriano. Consideraba que una casa de estudios se valora sobre todo por la calidad de sus profesores.
Luego de interminables gestiones en la Casa de Gobierno se firmó en el Salón de la Legislatura de Paraná, el 28 de diciembre de 1970, un convenio entre el Gobernador de la Provincia y el Rector de la U.T.N., por el cual:
El Gobierno de la Provincia donaría a la universidad un terreno situado en la Avda. Almafuerte con una extensión de algo más de una manzana, para la construcción del edificio de la Facultad.
La provincia de E. Rios dotaría a la Delegación de un subsidio de diez millones de pesos anuales durante cinco años a los fines de instalar los gabinetes y laboratorios de la futura facultad.
El Gobierno provincial contraía la obligación de mantener cierto número de becas para alumnos y un número no inferior a seis ayudantías de cátedras para profesores.
El Rectorado de la U.T.N. por su parte contrajo el compromiso de continuar abriendo todos los cursos de las tres carreras año tras año, hasta que quedaran establecidas completamente.
El Rectorado haría las gestiones ante la Nación para que la “Delegación” quedara constituida como Facultad con todos los requisitos establecidos por la ley 17.245 entonces vigente.
La U.T.N. proveería los fondos para el pago de los profesores de todas las cátedras, así como de los auxiliares de docencia necesarios, e iría implementando progresivamente el equipamiento requerido por las distintas asignaturas.
Según palabras del mismo Pérez del Viso, “desde el principio tropezamos con una seria dificultad respecto de los estudiantes que no eran de Paraná, pues los albergues o pensiones les resultaban inadecuados por varias razones –los precios, el ambiente, falta de comodidades de estudio, horario de comidas por la noche ya que las clases terminaban a veces a las 24 horas,etc-. Todo esto nos llevó al convencimiento de que nos veíamos obligados a establecer una casa de estudiantes. Las opiniones en el rectorado en Buenos Aires eran desfavorables, ya que en Buenos Aires el problema es muy diferente. Por lo que hicimos gestiones en la Casa de Gobierno y en la Municipalidad de Paraná. Gracias al dinamismo del Secretario de la Delegación Paraná y de la Comisión directiva del Centro de estudiantes, se logró establecer una Casa-Pensión para los estudiantes del interior de la Provincia. Cuando el Rectorado se enteró, dotó a la pensión con un subsidio para el pago de los alquileres y del comedor con lo cual tácitamente quedaba reconocida como institución de la Universidad. En ese momento unos veinte estudiantes se beneficiaron con esta casa pensión. “
La Delegación Paraná seguía mientras tanto trabajando en la Escuela del Centenario, y se dilataba la entrega del terreno prometido por la Provincia, en Avda. Almafuerte. El decano Pérez del Viso tuvo que hacer innumerables gestiones en diversas reparticiones para convertir en realidad la promesa de la donación. Además, la Gobernación, aún luego de la firma del acuerdo antes mencionado, ahora se retraía en su compromiso, puesto que el Gobernador en diversas oportunidades manifestó que él no podía concebir que la Provincia, “pobre como era, tuviera que donar y subsidiar a la Nación para crear una Facultad”. Uno de los directivos de la Universidad Católica Argentina de Paraná era por entonces ministro de educación.
Finalmente en Diciembre de 1970 se suscribe el “decreto –ley” de donación del terreno, quedando para más adelante la firma de la escritura (que se suscribió el 23 de mayo de 1973).
El Subsidio estipulado con la Provincia también fue difícil de conseguir, por las tardanzas del gobierno nacional en entregar a la provincia la coparticipación federal. Lo que directamente no se logró fue que se cumpliera con las becas y ayudantías prometidas.
El Laboratorio de Suelos de la Delegación Paraná U.T.N.:
Uno de los problemas más importantes de la ciudad de Paraná y de toda la provincia de E. Rios en lo que atañe a construcciones, reside en las “arcillas expansivas” del terreno. Su acción en los edificios es tal que equivale a un sismo lento, ocasionando a la large pérdidas cuantiosas a la provincia, a las instituciones y a los particulares. El Instituto Provincial de la vivienda de Paraná concibió la idea de estudiar a fondo el problema y consultó a la Delegación Paraná de la UTN acerca del particular. Se creó entonces por esta última, un LABORATORIO DE INVESTIGACIONES que se dedicaría a estudiar el problema. EL Instituto de la Vivienda aportaría los medios económicos. El Consejo de Ingenieros apoyaría con el asesoramiento. La Delegación Paraná UTN se encargaría de realizar los estudios y trabajos pertinentes a través de la cátedra de Mecanica de los Suelos. Con posterioridad, la U.T.N. reconoció ese laboratorio como integrante del Centro de Investigaciones tecnológicas de la Universidad (C.I.T.). El nivel de ese Laboratorio científico llegó a ser muy bueno ya en 1972, recibiendo el aporte científico de profesores altamente especializados del país y del extranjero, y siendo considerado uno de los mejores centros mundiales en esa especialidad, con lo que fue un motivo de orgullo para la facultad y para la ciudad de Paraná.
Otras ideas:
David Pérez del Viso también proyectó abrir talleres que dieran trabajo a los futuros ingenieros, y que al mismo tiempo se fueran creando pequeñas industrias, para evitar la fuga de los egresados y también promover el despegue industrial de Paraná. Sin embargo, acudió al Banco de Entre Rios y al Banco de Desarrollo presentando los planes y proyectos, y no obtuvo el apoyo necesario, por lo que la idea no pudo concretarse.
Transformación de la Delegación en Facultad-
Finalización de la tarea de Pérez del Viso en la Facultad Paraná:
Con el apoyo del Consejo Superior de la U.T.N. y del Sr. Rector de la Universidad, Ingeniero Colina, por medio de la resolución nro. 571/72 de la U.T.N. se crea la Facultad Regional Paraná en sesión de Córdoba, y se designa a Pérez del Viso como primer Decano de la Facultad Paraná. La aprobación final por Consejo de Rectores recién se obtuvo en mayo de 1973.
Discurso de Asunción del Decano Pérez del Viso:
En la oportunidad de asumir como decano, el Dr. Pérez del Viso dijo lo siguiente:
“ Pocas circunstancias como ésta se dan en la vida de un hombre: ser nombrado Decano de una Facultad recientemente creada. Si para cualquier persona resulta honroso, para mí lo es mucho más, pues no he demostrado en manera alguna poseer méritos suficientes para ello. Y ello me compromete a respaldar con méritos futuros el honor de que hoy soy objeto. Justamente con algunos profesores aquí presentes, vimos nacer en 1964 los cursos de Paraná de la U.T.N.. Vimos los esfuerzos de sus alumnos para lograr su prosecución y perfeccionamiento en los años sucesivos. Asimismo fuimos testigos del apoyo diario y sin mengua otorgado por el Gobierno de la Provincia, el que hoy se concreta de un modo muy especial con la donación de un terreno para la construcción del edificio que será la sede de la flamante Facultad.
Esta casa de estudios emprende hoy un nuevo rumbo, que no es nada fácil: debe demostrar a la comunidad paranaense y a todo el país, capacidad para crear ciencia y cultura en el más alto nivel. Debe lograr todo lo que se requiere en el orden material: edificio, laboratorios, equipamiento. Debe obtener el más alto nivel científico posible: investigación, nivel académico impecable del cuerpo de profesores. Debe conseguir perfeccionamiento técnico adecuado al desarrollo de las cátedras. Y no nos olvidemos del servicio que, como Universidad, debe prestar al medio. Y todo esto, actualizado y perfeccionado al máximo; todo eso, si no se resigna a caer en el descrédito y la carencia total de resultados óptimos. Porque no debemos engañarnos: el descubrimiento científico está hoy en manos de unos pocos estudiosos y se transforma muy rápídamente en aparatos de valor práctico, necesitándose en consecuencia ingenieros altamente capacitados, científica y técnicamente, para producirlo o conducirlo como servicio de la comunidad. Porque el ingeniero debe jugar en el mundo actual un papel muy amplio, que va desde las conquistas en el campo de la teoría pura hasta las realizaciones técnico científicas que tienden a mejorar la vida del ser humano.
Pero este rumbo que hoy emprendemos quedaría viciado en su misma base si no tuviéramos cuidado de formar ante todo, al estudiante como hombre.
La universidad debe ser considerada como la más alta escuela de la persona y como forma ejemplar y directiva de la comunidad. Estos son dos aspectos relacionados íntimamente que debemos tener siempre presente.
En la universidad se decide la vida personal de gran parte de nuestra juventud, que ingresa a ella por el llamado imperativo de una vocación auténtica, que por lo mismo es totalizante y exigente, porque obliga a todas sus energías, a todas sus potencias, para alcanzar el fin anhelado: La inteligencia, que debe desarrollarse al máximo y el carácter unido al racional ejercicio de la libertad, condiciones naturales e indispensables de la libertad.
Esta actitud encierra un movimiento de vital importancia: el joven va siempre en busca de un maestro, y este es su instante decisivo: esta es la oportunidad en que todo puede ganarse o perderse.
Para unos, el maestro será un libro, la enseñanza fría y descarnada. Para otros, será un maestro de carne y hueso, de curriculum universitario, de merecido prestigio. Para otros será un compañero de estudio. Pero lo indiscutible es que el maestro debe ser un auténtico forjador de la inteligencia y la voluntad para las difíciles faenas del saber, del entender, del investigar y del realizar, en una de las etapas más difíciles y apasionantes de la vida. El maestro no es un mero testimonio del saber acumulado. Ni siquiera sólo un escrutador del presente. El maestro debe tener algo así como un don profético que lleva a sus alumnos hacia la novedad de una época que posiblemente él ya no verá.
El segundo aspecto antes apuntado concierne a las relaciones de la Universidad con la Comunidad. La universidad sirve a la sociedad mediante el cumplimiento pleno e integral de sus funciones específicas. Cuando éstas se frustran, se rompe dicha relación, y en el vacío que esta frustración deja, se implantan el desorden, la corrupción y el caos. Diversas causas han desarticulado en el momento actual el normal ejercicio de aquellas funciones. Ante todo, la multiplicación brusca y acelerada de los conocimientos, la incesante renovación de lso mismos, y sus amplias resonancias en el mundo de la técnica, transformadora de las condiciones vitales del hombre. Todo esto unido a un dilatado y populizado conocimiento de sus inventos y progresos por los medios de información masiva. En segundo lugar la expansión explosiva de la escolaridad, ya sea por el acceso creciente de grandes corrientes de estudiantes de ambos sexos, por la diversificación y prolongación de los ciclos lectivos, lo cual no tiene solo significación numerica, sino que importa una transformación del concepto que rige el ingreso, considerado por las masas juveniles no ya como un privilegio de clase o de nivel cultural, sino como el ejercicio del derecho a la educación, abierta sin discriminación alguna y en igualdad de condiciones para todo aspirante.
En fin y en tercer lugar, debemos citar la vinculación cada día más patente entre el desarrollo integral del pueblo y su sistema de enseñanza, particularmente en sus niveles más adecuados, ya que la educación, según el unánime consenso actual, no es un artículo de consumo, sino factor esencial en la promoción del desarrollo y en la transformación de las estructuras culturales y socioeconómicas.
Estos dos aspectos o relaciones, la relación maestro-alumno y la relación Universidad-Comunidad, son como dos parámetros de una misma curva que actúan en íntima y solidaria conexión de soluciones. Y mientras esto no suceda, la sociedad que la cobija y sostiene con grandes erogaciones presupuestarias continuará decaida, enferma y acéfala, no pudiendose salvar ni por medio de grandes inversiones, ni por medio de planificaciones muy enfatizadas. Porque en definitiva la educación universitaria es la forma más aguda de la conciencia de un pueblo que busca porfiada e incesantemente la autodeterminación de su ser. Es que el destino de la Universidad está inexorablemente atado al destino de felicidad y grandeza de la patria.
Alumnos y Alumnas de esta Facultad: Si queréis ser profesionales de prestigio y lograr un buen porvenir, si queréis triunfar en el trabajo y en todo lo que emprendáis, si queréis ser los constructores del país que soñaron nuestros mayores, no os queda más que un camino: el estudio, el esfuerzo continuado, el sacrificio. Hoy en día se oye a menudo afirmar que debemos ser auténticos hasta las últimas consecuencias. Pues bien, yo les digo que debemos ser universitarios auténticos, hasta las últimas consecuencias, que consisten en abrazar la verdad de la rama científica que cada uno haya elegido, hasta convertirla en el eje de vuestra personalidad, hasta entroncarla en la verdad del ser que es la que da consistencia a las cosas.
Señores Profesores de la Facultad Paraná: al tomar posesión de este honroso y difícil cargo, tengo plena conciencia de mis limitaciones y de que nada se logrará sin vuestro generoso apoyo y sin vuestra sustancial ayuda. La magnitud y trascendencia de la tarea hacen que yo apele hoy a la hidalguía y eficiencia siempre demostrada por vosotros, para que trabajando todos juntos logremos alcanzar la meta deseada.
Señor Rector de la Universidad: os agradezco con toda el alma el cargo tan honroso con que me habéis distinguido. En la flamante Facultad, todo está por hacerse, y la U.T.N. no puede defraudar a esta hermosa y pujante juventud entrerriana que viene a buscar el modo de ser hombres de provecho en el futuro. Esperamos confiados vuestro apoyo efectivo, que convierta a esta casa de altos estudios en un verdadero campo de realizaciones concretas que sean el vivo reflejo de los auténticos principios de la U.T.N.”.- PARANÁ, 21 de diciembre de 1972.-
Adquisición definitiva del terreno de Avda. Almafuerte para la Facultad Paraná:
El 23 de mayo de 1973 se suscribe la escritura de adquisición del terreno de Avda. Almafuerte.
Se planteaba por entonces la necesidad de llevar a cabo el anteproyecto y proyecto definitivo del edificio. Dos arquitectos profesores de la Facultad se prestaron a hacerlos por un precio modico y como contribución de sus cátedras. Pérez del Viso les transmitió la siguiente idea rectora: que fuera un edificio sencillo, práctico y sobre todo, económico. Se discutió con los profesores parte por parte y laboratorio por laboratorio. Todos los profesores de las especialidades fueron llamados a dar su opinión y a discutir “in visu” el proyecto hasta los últimos detalles. En el mes de noviembre de 1972 ya estaba listo y fue aprobado en diciembre en reunión del Consejo superior, de modo que se pudo hacer enseguida el llamado a licitación para la primera etapa. Ocho empresas se presentaron, adjudicándose la obra a la empresa Artex de la Capital Federal.
El 25 de mayo de 1973 se produce el cambio de gobierno. El Ministro de Educación de la Nación, Dr. Taiana, le pide la renuncia al rector Ingeniero Colina. Por lo que también Pérez del Viso presenta la renuncia a su puesto de decano de la Facultad Paraná. Los alumnos, reunidos en asamblea, hicieron pública una declaración unánime a favor de Pérez del Viso, como también la Asociación de Profesores, que produjo un memorandum en apoyo de su gestión, al igual que los empleados no docentes.
El 6 de Julio de 1973 asume como nuevo decano de la Facultad Paraná el Ingeniero Químico Pauletti, quien fue puesto en funciones por el Interventor de la Facultad de Santa Fe, Ingeniero Muhlmann.
Allí terminó la labor de Pérez del Viso en la Facultad Paraná de la U.T.N..-
Período 1973-1976 en la U.T.N. Santa Fe:
En cuanto al dictado de clases de “Historia de la ciencia y de la técnica” y “Historia y Epistemología de la ciencia” en Santa Fe, por resolución nro. 653 del 4-9-1973, el delegado interventor en la facultad de Ingeniería química, Ing. Raúl Churruarín, dictamina que “bajo la forma de un complemento humanístico a las carreras técnicas dichas asignaturas han contribuido al desarrollo de una ideología liberal en gran número de estudiantes, completamente alejada de los objetivos e intereses del pueblo y de la realidad de la Patria, han dado pretexto a la apología de los filósofos más reaccionarios de la historia, y a ocultar las fuentes doctrinarias de la lucha popular; por lo que, teniendo en cuenta lo dictaminado por la Comisión Asesora de la Enseñanza (expíe 82713-C-73) se resuelve suprimir ad referendum de la Intervención de la Universidad, las asignaturas “Historia de la Ciencia y de la Tecnica” e ”Historia y Epistemología de la ciencia” de los planes de estudio respectivos de las carreras que se cursan en la facultad.”, con lo cual quedó Pérez del Viso también sin sus cátedras en la U.T.N. Santa Fe, en setiembre de 1973.
El 6-9-1976 por resolución 658/76 el Decano Interino de la Facultad Santa Fe de la U.T.N. lo repone en sus cátedras de Santa Fe; pero como las mismas habían sido suprimidas, se lo destinó a una nueva asignatura, denominada “Síntesis cultural”, donde siguió dando clases hasta su jubilación.
Año 1995: Instalación de la Sala de Profesores "David Pérez del Viso":
Hoy en día, la Sala de Profesores de la Facultad Regional Paraná de la U.T.N.,desde Setiembre de 1995, lleva el nombre de David Pérez del Viso, por resolución del Ingeniero Mauricio Friedrich, decano de la U.T.N. Facultad regional Paraná, comunicada por nota S 1756 del 23-8-1995, quien en su discurso alusivo recordó que el actual edificio de la Facultad, sobre la Avda. Almafuerte, fue edificado en un terreno adquirido gracias a la gestión de Pérez del Viso, y con el proyecto arquitectónico realizado por encargo de éste.
EN LA CREACION DE LA U.T.N. FACULTAD PARANA:
En fecha 10 de Diciembre de 1963 Pérez del Viso obtiene por concurso las cátedras de Integración Cultural I (2 cátedras, 4 horas) e Integración Cultural II (dos cátedras, cuatro horas). Además, comienza a dar clases de las materias que se denominaron “Historia de la Ciencia y de la Técnica” y de “Historia y Epistemología de la Ciencia” en los planes de Ingeniería Química y Licenciatura en Química en Santa Fe.
En dichas cátedras fue confirmado en su carácter de profesor ordinario titular, por resolucion nro. 105/71 del Rectorado de la U.T.N.
Por otro lado, se le encarga la organización de cursos en Paraná: se trataba de cursos que se impartían en esa ciudad, para que luego los estudiantes rindieran en la sede de Santa Fe de la U.T.N. , y que empezaron en el año 1964. En esa época no existía el Túnel Subfluvial y se debía viajar en balsa desde Santa Fe, y en no pocas oportunidades quienes lo hacían quedaban en uno u otro lado sin poder cruzar.
En el año 1968 el Centro de Estudiantes realiza una compulsa entre los alumnos de los cursos de Paraná (o “Delegación Paraná”) , y elabora una nota con junta de firmas, dirigida al Gobierno de Entre Ríos, solicitando se adopten medidas tendientes a promover un desarrollo más adecuado de esa Delegación, y proponiendo el nombre de Pérez del Viso para formar una Comisión a tal fin.
En 1969 el Gobierno de Entre Rios designa la Comisión de Estudio de Factibilidad para el incremento de los cursos de la U.T.N. en la provincia. Esa comisión se desdobló en dos: una parte para estudiar los cursos en el “caso Paraná”, y otra subcomisión para estudiar la instalación de cursos de la U.T.N. en Concepción del Uruguay. Se nombró por decreto a Pérez del Viso Presidente de la segunda comisión. Se trataba de un cargo honorario, sin remuneración ni viáticos, y aún así su titular viajaba cada quince días a Concepción del Uruguay a su costo para promover la creación de la delegación en esa ciudad.
A finales de 1969 la cantidad de alumnos en Paraná que asistían a los cursos de ingreso, ascendía a unos cincuenta y ocho. Como conclusión de los estudios de factibilidad, se decidió transformar los “Cursos de Paraná” en una Delegación de la U.T.N. dependiente directamente del Rectorado, y que se ocupara al mismo tiempo de fundar los cursos universitarios de Concepción del Uruguay.
El 29 de Diciembre de 1969 por resolución Nro. 487/69 del Rectorado de la U.T.N. se creó la Delegación Entre Rios, con jurisdicción en toda la provincia de dicho nombre, nombrándose a Pérez del Viso en el cargo de Delegado del Rector.
En Enero de 1970, como decano de la Delegación Entre Ríos, inaugura los CURSOS de CONCEPCION DEL URUGUAY, con dos carreras: Ingeniería en Construcciones e Ingeniería Electromecánica. A fines de 1970 esa parte de la delegación Entre Ríos es desglosada, creándose la Delegación de Concepción del Uruguay dependiente directamente del Rectorado, quedando así relevada la Delegación Paraná de atender los cursos en aquella ciudad.
Hasta entonces los cursos de la U.T.N. de Paraná habían funcionado en el Instituto del Profesorado de Paraná. Pero debido a diversas dificultades operativas, razonables por el normal crecimiento de las actividades, se hacía necesario obtener otros espacios. La cantidad de alumnos que anualmente ingresaban ascendía a no menos de doscientos.
Es por ello que Pérez del Viso realiza gestiones ante las autoridades de la Secretaría de Educación de la Provincia, para que se le cediera uno de los establecimientos educacionales de la ciudad de Paraná como sede de la flamante delegación, y de los cursos.
Según palabras del mismo Pérez del Viso, “Este hecho auspicioso -la cesión del inmueble- fue debido a que la población estudiantil de Paraná se sintió con cierta seguridad por el hecho de la creación de la Delegación y por la extraordinaria difusión que dimos a este acontecimiento.” El gobierno de Entre Ríos, como resultado de las gestiones mencionadas, cedió a la Delegación de la U.T.N. la Escuela del Centenario, que por su amplitud y ubicación presentaba una serie de ventajas.
En el año 1970 las autoridades nacionales de la U.T.N. viajan a Paraná y llevan a cabo una reunión con David Pérez del Viso. Allí se debatió si era conveniente que los “cursos” en la delegación llegasen solamente hasta el segundo año (pudiendo luego los estudiantes trasladarse a Santa Fe para continuarlos), siendo partidario este último de que se “abrieran” los cursos de tercer año en adelante, y siguiera la carrera, para no defraudar a la población estudiantil de Paraná. Las autoridades en dicha reunión se pronunciaron por la negativa, pero aún así Pérez del Viso abrió la inscripción para el tercer año a los estudiantes y “las autoridades de la U.T.N. no tuvieron más remedio que aceptar los hechos consumados”.
A mediados del año 1970 este decano entendió que sería muy difícil crear una Facultad (recordemos que hasta entonces se trataba de una “Delegación Paraná” y no de una Facultad) sin conseguir previamente algunas muestras de colaboración del mismo medio paranaense. Realizó gestiones par lograr de las autoridades estatales entrerrianas la firma de un convenio par la donación de un terreno para edificar el edificio de la futura Facultad, como también obtener un subsidio anual por parte de la Provincia, y algunas becas para alumnos y ayudantías de profesores con el fin de preparar un cuerpo profesional adecuado y proveniente del mismo medio entrerriano. Consideraba que una casa de estudios se valora sobre todo por la calidad de sus profesores.
Luego de interminables gestiones en la Casa de Gobierno se firmó en el Salón de la Legislatura de Paraná, el 28 de diciembre de 1970, un convenio entre el Gobernador de la Provincia y el Rector de la U.T.N., por el cual:
El Gobierno de la Provincia donaría a la universidad un terreno situado en la Avda. Almafuerte con una extensión de algo más de una manzana, para la construcción del edificio de la Facultad.
La provincia de E. Rios dotaría a la Delegación de un subsidio de diez millones de pesos anuales durante cinco años a los fines de instalar los gabinetes y laboratorios de la futura facultad.
El Gobierno provincial contraía la obligación de mantener cierto número de becas para alumnos y un número no inferior a seis ayudantías de cátedras para profesores.
El Rectorado de la U.T.N. por su parte contrajo el compromiso de continuar abriendo todos los cursos de las tres carreras año tras año, hasta que quedaran establecidas completamente.
El Rectorado haría las gestiones ante la Nación para que la “Delegación” quedara constituida como Facultad con todos los requisitos establecidos por la ley 17.245 entonces vigente.
La U.T.N. proveería los fondos para el pago de los profesores de todas las cátedras, así como de los auxiliares de docencia necesarios, e iría implementando progresivamente el equipamiento requerido por las distintas asignaturas.
Según palabras del mismo Pérez del Viso, “desde el principio tropezamos con una seria dificultad respecto de los estudiantes que no eran de Paraná, pues los albergues o pensiones les resultaban inadecuados por varias razones –los precios, el ambiente, falta de comodidades de estudio, horario de comidas por la noche ya que las clases terminaban a veces a las 24 horas,etc-. Todo esto nos llevó al convencimiento de que nos veíamos obligados a establecer una casa de estudiantes. Las opiniones en el rectorado en Buenos Aires eran desfavorables, ya que en Buenos Aires el problema es muy diferente. Por lo que hicimos gestiones en la Casa de Gobierno y en la Municipalidad de Paraná. Gracias al dinamismo del Secretario de la Delegación Paraná y de la Comisión directiva del Centro de estudiantes, se logró establecer una Casa-Pensión para los estudiantes del interior de la Provincia. Cuando el Rectorado se enteró, dotó a la pensión con un subsidio para el pago de los alquileres y del comedor con lo cual tácitamente quedaba reconocida como institución de la Universidad. En ese momento unos veinte estudiantes se beneficiaron con esta casa pensión. “
La Delegación Paraná seguía mientras tanto trabajando en la Escuela del Centenario, y se dilataba la entrega del terreno prometido por la Provincia, en Avda. Almafuerte. El decano Pérez del Viso tuvo que hacer innumerables gestiones en diversas reparticiones para convertir en realidad la promesa de la donación. Además, la Gobernación, aún luego de la firma del acuerdo antes mencionado, ahora se retraía en su compromiso, puesto que el Gobernador en diversas oportunidades manifestó que él no podía concebir que la Provincia, “pobre como era, tuviera que donar y subsidiar a la Nación para crear una Facultad”. Uno de los directivos de la Universidad Católica Argentina de Paraná era por entonces ministro de educación.
Finalmente en Diciembre de 1970 se suscribe el “decreto –ley” de donación del terreno, quedando para más adelante la firma de la escritura (que se suscribió el 23 de mayo de 1973).
El Subsidio estipulado con la Provincia también fue difícil de conseguir, por las tardanzas del gobierno nacional en entregar a la provincia la coparticipación federal. Lo que directamente no se logró fue que se cumpliera con las becas y ayudantías prometidas.
El Laboratorio de Suelos de la Delegación Paraná U.T.N.:
Uno de los problemas más importantes de la ciudad de Paraná y de toda la provincia de E. Rios en lo que atañe a construcciones, reside en las “arcillas expansivas” del terreno. Su acción en los edificios es tal que equivale a un sismo lento, ocasionando a la large pérdidas cuantiosas a la provincia, a las instituciones y a los particulares. El Instituto Provincial de la vivienda de Paraná concibió la idea de estudiar a fondo el problema y consultó a la Delegación Paraná de la UTN acerca del particular. Se creó entonces por esta última, un LABORATORIO DE INVESTIGACIONES que se dedicaría a estudiar el problema. EL Instituto de la Vivienda aportaría los medios económicos. El Consejo de Ingenieros apoyaría con el asesoramiento. La Delegación Paraná UTN se encargaría de realizar los estudios y trabajos pertinentes a través de la cátedra de Mecanica de los Suelos. Con posterioridad, la U.T.N. reconoció ese laboratorio como integrante del Centro de Investigaciones tecnológicas de la Universidad (C.I.T.). El nivel de ese Laboratorio científico llegó a ser muy bueno ya en 1972, recibiendo el aporte científico de profesores altamente especializados del país y del extranjero, y siendo considerado uno de los mejores centros mundiales en esa especialidad, con lo que fue un motivo de orgullo para la facultad y para la ciudad de Paraná.
Otras ideas:
David Pérez del Viso también proyectó abrir talleres que dieran trabajo a los futuros ingenieros, y que al mismo tiempo se fueran creando pequeñas industrias, para evitar la fuga de los egresados y también promover el despegue industrial de Paraná. Sin embargo, acudió al Banco de Entre Rios y al Banco de Desarrollo presentando los planes y proyectos, y no obtuvo el apoyo necesario, por lo que la idea no pudo concretarse.
Transformación de la Delegación en Facultad-
Finalización de la tarea de Pérez del Viso en la Facultad Paraná:
Con el apoyo del Consejo Superior de la U.T.N. y del Sr. Rector de la Universidad, Ingeniero Colina, por medio de la resolución nro. 571/72 de la U.T.N. se crea la Facultad Regional Paraná en sesión de Córdoba, y se designa a Pérez del Viso como primer Decano de la Facultad Paraná. La aprobación final por Consejo de Rectores recién se obtuvo en mayo de 1973.
Discurso de Asunción del Decano Pérez del Viso:
En la oportunidad de asumir como decano, el Dr. Pérez del Viso dijo lo siguiente:
“ Pocas circunstancias como ésta se dan en la vida de un hombre: ser nombrado Decano de una Facultad recientemente creada. Si para cualquier persona resulta honroso, para mí lo es mucho más, pues no he demostrado en manera alguna poseer méritos suficientes para ello. Y ello me compromete a respaldar con méritos futuros el honor de que hoy soy objeto. Justamente con algunos profesores aquí presentes, vimos nacer en 1964 los cursos de Paraná de la U.T.N.. Vimos los esfuerzos de sus alumnos para lograr su prosecución y perfeccionamiento en los años sucesivos. Asimismo fuimos testigos del apoyo diario y sin mengua otorgado por el Gobierno de la Provincia, el que hoy se concreta de un modo muy especial con la donación de un terreno para la construcción del edificio que será la sede de la flamante Facultad.
Esta casa de estudios emprende hoy un nuevo rumbo, que no es nada fácil: debe demostrar a la comunidad paranaense y a todo el país, capacidad para crear ciencia y cultura en el más alto nivel. Debe lograr todo lo que se requiere en el orden material: edificio, laboratorios, equipamiento. Debe obtener el más alto nivel científico posible: investigación, nivel académico impecable del cuerpo de profesores. Debe conseguir perfeccionamiento técnico adecuado al desarrollo de las cátedras. Y no nos olvidemos del servicio que, como Universidad, debe prestar al medio. Y todo esto, actualizado y perfeccionado al máximo; todo eso, si no se resigna a caer en el descrédito y la carencia total de resultados óptimos. Porque no debemos engañarnos: el descubrimiento científico está hoy en manos de unos pocos estudiosos y se transforma muy rápídamente en aparatos de valor práctico, necesitándose en consecuencia ingenieros altamente capacitados, científica y técnicamente, para producirlo o conducirlo como servicio de la comunidad. Porque el ingeniero debe jugar en el mundo actual un papel muy amplio, que va desde las conquistas en el campo de la teoría pura hasta las realizaciones técnico científicas que tienden a mejorar la vida del ser humano.
Pero este rumbo que hoy emprendemos quedaría viciado en su misma base si no tuviéramos cuidado de formar ante todo, al estudiante como hombre.
La universidad debe ser considerada como la más alta escuela de la persona y como forma ejemplar y directiva de la comunidad. Estos son dos aspectos relacionados íntimamente que debemos tener siempre presente.
En la universidad se decide la vida personal de gran parte de nuestra juventud, que ingresa a ella por el llamado imperativo de una vocación auténtica, que por lo mismo es totalizante y exigente, porque obliga a todas sus energías, a todas sus potencias, para alcanzar el fin anhelado: La inteligencia, que debe desarrollarse al máximo y el carácter unido al racional ejercicio de la libertad, condiciones naturales e indispensables de la libertad.
Esta actitud encierra un movimiento de vital importancia: el joven va siempre en busca de un maestro, y este es su instante decisivo: esta es la oportunidad en que todo puede ganarse o perderse.
Para unos, el maestro será un libro, la enseñanza fría y descarnada. Para otros, será un maestro de carne y hueso, de curriculum universitario, de merecido prestigio. Para otros será un compañero de estudio. Pero lo indiscutible es que el maestro debe ser un auténtico forjador de la inteligencia y la voluntad para las difíciles faenas del saber, del entender, del investigar y del realizar, en una de las etapas más difíciles y apasionantes de la vida. El maestro no es un mero testimonio del saber acumulado. Ni siquiera sólo un escrutador del presente. El maestro debe tener algo así como un don profético que lleva a sus alumnos hacia la novedad de una época que posiblemente él ya no verá.
El segundo aspecto antes apuntado concierne a las relaciones de la Universidad con la Comunidad. La universidad sirve a la sociedad mediante el cumplimiento pleno e integral de sus funciones específicas. Cuando éstas se frustran, se rompe dicha relación, y en el vacío que esta frustración deja, se implantan el desorden, la corrupción y el caos. Diversas causas han desarticulado en el momento actual el normal ejercicio de aquellas funciones. Ante todo, la multiplicación brusca y acelerada de los conocimientos, la incesante renovación de lso mismos, y sus amplias resonancias en el mundo de la técnica, transformadora de las condiciones vitales del hombre. Todo esto unido a un dilatado y populizado conocimiento de sus inventos y progresos por los medios de información masiva. En segundo lugar la expansión explosiva de la escolaridad, ya sea por el acceso creciente de grandes corrientes de estudiantes de ambos sexos, por la diversificación y prolongación de los ciclos lectivos, lo cual no tiene solo significación numerica, sino que importa una transformación del concepto que rige el ingreso, considerado por las masas juveniles no ya como un privilegio de clase o de nivel cultural, sino como el ejercicio del derecho a la educación, abierta sin discriminación alguna y en igualdad de condiciones para todo aspirante.
En fin y en tercer lugar, debemos citar la vinculación cada día más patente entre el desarrollo integral del pueblo y su sistema de enseñanza, particularmente en sus niveles más adecuados, ya que la educación, según el unánime consenso actual, no es un artículo de consumo, sino factor esencial en la promoción del desarrollo y en la transformación de las estructuras culturales y socioeconómicas.
Estos dos aspectos o relaciones, la relación maestro-alumno y la relación Universidad-Comunidad, son como dos parámetros de una misma curva que actúan en íntima y solidaria conexión de soluciones. Y mientras esto no suceda, la sociedad que la cobija y sostiene con grandes erogaciones presupuestarias continuará decaida, enferma y acéfala, no pudiendose salvar ni por medio de grandes inversiones, ni por medio de planificaciones muy enfatizadas. Porque en definitiva la educación universitaria es la forma más aguda de la conciencia de un pueblo que busca porfiada e incesantemente la autodeterminación de su ser. Es que el destino de la Universidad está inexorablemente atado al destino de felicidad y grandeza de la patria.
Alumnos y Alumnas de esta Facultad: Si queréis ser profesionales de prestigio y lograr un buen porvenir, si queréis triunfar en el trabajo y en todo lo que emprendáis, si queréis ser los constructores del país que soñaron nuestros mayores, no os queda más que un camino: el estudio, el esfuerzo continuado, el sacrificio. Hoy en día se oye a menudo afirmar que debemos ser auténticos hasta las últimas consecuencias. Pues bien, yo les digo que debemos ser universitarios auténticos, hasta las últimas consecuencias, que consisten en abrazar la verdad de la rama científica que cada uno haya elegido, hasta convertirla en el eje de vuestra personalidad, hasta entroncarla en la verdad del ser que es la que da consistencia a las cosas.
Señores Profesores de la Facultad Paraná: al tomar posesión de este honroso y difícil cargo, tengo plena conciencia de mis limitaciones y de que nada se logrará sin vuestro generoso apoyo y sin vuestra sustancial ayuda. La magnitud y trascendencia de la tarea hacen que yo apele hoy a la hidalguía y eficiencia siempre demostrada por vosotros, para que trabajando todos juntos logremos alcanzar la meta deseada.
Señor Rector de la Universidad: os agradezco con toda el alma el cargo tan honroso con que me habéis distinguido. En la flamante Facultad, todo está por hacerse, y la U.T.N. no puede defraudar a esta hermosa y pujante juventud entrerriana que viene a buscar el modo de ser hombres de provecho en el futuro. Esperamos confiados vuestro apoyo efectivo, que convierta a esta casa de altos estudios en un verdadero campo de realizaciones concretas que sean el vivo reflejo de los auténticos principios de la U.T.N.”.- PARANÁ, 21 de diciembre de 1972.-
Adquisición definitiva del terreno de Avda. Almafuerte para la Facultad Paraná:
El 23 de mayo de 1973 se suscribe la escritura de adquisición del terreno de Avda. Almafuerte.
Se planteaba por entonces la necesidad de llevar a cabo el anteproyecto y proyecto definitivo del edificio. Dos arquitectos profesores de la Facultad se prestaron a hacerlos por un precio modico y como contribución de sus cátedras. Pérez del Viso les transmitió la siguiente idea rectora: que fuera un edificio sencillo, práctico y sobre todo, económico. Se discutió con los profesores parte por parte y laboratorio por laboratorio. Todos los profesores de las especialidades fueron llamados a dar su opinión y a discutir “in visu” el proyecto hasta los últimos detalles. En el mes de noviembre de 1972 ya estaba listo y fue aprobado en diciembre en reunión del Consejo superior, de modo que se pudo hacer enseguida el llamado a licitación para la primera etapa. Ocho empresas se presentaron, adjudicándose la obra a la empresa Artex de la Capital Federal.
El 25 de mayo de 1973 se produce el cambio de gobierno. El Ministro de Educación de la Nación, Dr. Taiana, le pide la renuncia al rector Ingeniero Colina. Por lo que también Pérez del Viso presenta la renuncia a su puesto de decano de la Facultad Paraná. Los alumnos, reunidos en asamblea, hicieron pública una declaración unánime a favor de Pérez del Viso, como también la Asociación de Profesores, que produjo un memorandum en apoyo de su gestión, al igual que los empleados no docentes.
El 6 de Julio de 1973 asume como nuevo decano de la Facultad Paraná el Ingeniero Químico Pauletti, quien fue puesto en funciones por el Interventor de la Facultad de Santa Fe, Ingeniero Muhlmann.
Allí terminó la labor de Pérez del Viso en la Facultad Paraná de la U.T.N..-
Período 1973-1976 en la U.T.N. Santa Fe:
En cuanto al dictado de clases de “Historia de la ciencia y de la técnica” y “Historia y Epistemología de la ciencia” en Santa Fe, por resolución nro. 653 del 4-9-1973, el delegado interventor en la facultad de Ingeniería química, Ing. Raúl Churruarín, dictamina que “bajo la forma de un complemento humanístico a las carreras técnicas dichas asignaturas han contribuido al desarrollo de una ideología liberal en gran número de estudiantes, completamente alejada de los objetivos e intereses del pueblo y de la realidad de la Patria, han dado pretexto a la apología de los filósofos más reaccionarios de la historia, y a ocultar las fuentes doctrinarias de la lucha popular; por lo que, teniendo en cuenta lo dictaminado por la Comisión Asesora de la Enseñanza (expíe 82713-C-73) se resuelve suprimir ad referendum de la Intervención de la Universidad, las asignaturas “Historia de la Ciencia y de la Tecnica” e ”Historia y Epistemología de la ciencia” de los planes de estudio respectivos de las carreras que se cursan en la facultad.”, con lo cual quedó Pérez del Viso también sin sus cátedras en la U.T.N. Santa Fe, en setiembre de 1973.
El 6-9-1976 por resolución 658/76 el Decano Interino de la Facultad Santa Fe de la U.T.N. lo repone en sus cátedras de Santa Fe; pero como las mismas habían sido suprimidas, se lo destinó a una nueva asignatura, denominada “Síntesis cultural”, donde siguió dando clases hasta su jubilación.
Año 1995: Instalación de la Sala de Profesores "David Pérez del Viso":
Hoy en día, la Sala de Profesores de la Facultad Regional Paraná de la U.T.N.,desde Setiembre de 1995, lleva el nombre de David Pérez del Viso, por resolución del Ingeniero Mauricio Friedrich, decano de la U.T.N. Facultad regional Paraná, comunicada por nota S 1756 del 23-8-1995, quien en su discurso alusivo recordó que el actual edificio de la Facultad, sobre la Avda. Almafuerte, fue edificado en un terreno adquirido gracias a la gestión de Pérez del Viso, y con el proyecto arquitectónico realizado por encargo de éste.
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